Este lunes 2 de septiembre hubo una escucha para la prensa del nuevo álbum de Charly García, La lógica del escorpión, que verá la luz el martes 11, Día del Maestro (la fecha no es casual). Se hizo en Artlab, una sala de Villa Crespo, para aproximadamente 50 periodistas.
Como medida preventiva y para evitar filtraciones o piratería, los celulares de los asistentes fueron religiosamente guardados en bolsas con precintos que recién fueron cortados a la salida. “Nunca me sentí tan vip”, dijo una colega, haciendo un paralelo con bodas como la de Pampita o Paulo Dybala y Oriana Sabatini.
De todos modos, la prevención no es una locura: este nuevo disco de Charly esperó mucho tiempo para salir y nadie quería repetir la triste experiencia de uno de sus álbumes, Kill Gil (2010), que estuvo en la redes antes de su edición oficial.
Tras unas breves palabras de Damián Amato, el presidente de Sony Music, que definió a La lógica del escorpión como “una obra maestra”, la sala en penumbras dio paso a la música de García, que sonó envolvente por los parlantes.
Pero antes de contar cómo es y que trae La lógica del escorpión sería bueno definir dónde uno se para ante el nuevo disco de Charly, uno de los referentes culturales vivos más importantes de la Argentina -no sólo del rock, no sólo de la música-.
¿Queremos dicción, queremos una voz afinada absolutamente? La lógica del escorpión no es el lugar. ¿Queremos verdad, queremos mil y una ideas musicales en apenas 13 canciones? Bienvenidos al universo Charly García.
Porque las ideas musicales sobran en el disco y porque García es verdad: impone su voz cruda frente al reino del autotune y deja versos como “Hay gente que se suicida, un acto muy egoísta, para salir en la tele, en diarios y en las revistas” o “Voy a correr hasta morir”, que se le comprende perfectamente a pesar de que ahora tenga problemas de movilidad.
Además, se da el gusto de homenajear a dos de sus mayores ídolos: John Lennon y Luis Alberto Spinetta. Del beatle hace una versión en castellano de Watching the Wheels y del Flaco, La pelicana y el androide, luego de haber rescatado una vieja grabación con Spinetta, de cuando estuvieron a punto de sacar un disco juntos, cosa que lamentablemente no sucedió.
El disco saldrá primero en vinilo, con una edición de lujo limitada y numerada (7.000 ejemplares). Cuando esta se agote, se vendrá una más económica también en vinilo y en compact disc.
Charly se ocupó de armar el disco a la vieja usanza, con siete canciones en el lado A y seis en el lado B.
Lado A
Rompela. La lógica del escorpión comienza con este rock de guitarras distorsionadas, versión en castellano del Break It Up que figura en Kill Gil y primer corte de este disco. “Vos sos única que dice que sí. No seas como las demás: rompela” arenga desde el principio.
Yo ya sé. Otra canción fuerte, con la voz de Charly y la batería de Fernando Samalea bien al frente, que va al hueso y que deja claro el pensamiento del artista: “Ya sé que no sos un hipócrita, ya sé que no sos un psicópata… Freud lo ha arruinado todo, como internet”.
El club de los 27. Un blues hecho y derecho, que le da pie al primer invitado ilustre del disco, David Lebón. Con un solo de guitarra inconfundible, uno de los socios de García en Serú Girán, se mueve como un pez en el agua, mientras García va nombrando a los integrantes de ese hipotético club de rockeros muertos a los 27 años.
La medicina N° 9. El teclado juega con la melodía de El rap de las hormigas (Parte de la religión, 1987), hay un lindo solo de piano eléctrico, guitarra rítmica de Lebón y la frase sentencia: “Voy a correr hasta morir”. En el cierre, Charly recita “Number nine, numer nine”, guiño a Los Beatles y su Revolution N° 9.
Te recuerdo invierno. Una canción de Charly García, que solía hacer Sui Generis en sus inicios (la cantaba Nito Mestre), pero que grabó por primera vez en 1996, en el álbum Estaba en llamas cuando me acosté. Acá se escucha cantar a Charly con lo último, sílaba por sílaba, como si Roberto “El polaco” Goyeneche tuviera el bigote bicolor. Para más tango, hay una cita a Adiós Nonino, la gran composición de Astor Piazzolla.
Autofemicidio. Es un rock que no podría ser de nadie más que de Charly García. Teclados al frente, palmo a palmo con las guitarras y esos versos que pusimos al principio, entre la ironía y la verdad: “Hay gente que se suicida, un acto muy egoísta, para salir en la tele, en diarios y en las revistas”.
América. Fin del lado A, con otro invitado ilustre y también de Serú Girán, Pedro Aznar. Ahora que se anunció que Lebón y Aznar tocarán en el Quilmes Rock 2025 como Serú Girán y amigos, muchos sueñan con que Charly se sume a ese escenario. En esta canción, en la que Pedro pone bajo, batería, guitarra y voces, se habla de América como un lugar en que se tiene miedo “de entrar sin salir”.
Lado B
Juan Represión. El lado B empieza con otra canción del repertorio de Sui Generis, Juan Represión. El tema es un mid tempo y tiene un tono dramático, en el que Charly sigue cantando con lo último que le queda versos tristísimos (y adolescentes): “Vive como pidiendo perdón y se esconde a la luz del sol. No hay nadie que lo ame”.
Estrellas al caer. Sin ponerse colorado, Charly toma la melodía de su hit Chipi Chipi (La hija de la lágrima,1994) y le cambia la letra. La acelera el tempo y consigue otro de esos rocks para arengar como en los viejos tiempos.
La pelicana y el androide. Nos ponemos de pie. La voz de Luis Alberto Spinetta conmueve en una canción sobre un amor que cualquiera -menos El Flaco y Charly- creería imposible. Charly construyó la estructura peldaño por peldaño y dejó la voz de Spinetta en primer plano, guardándose para sí los coros y el arropamiento de las teclas. Una joya.
Watching the Wheels. Ahora es el turno de John Lennon (dicen que por una cuestión de derechos de autor es la canción que retrasó la salida del álbum, ya que García tradujo la letra y los herederos del beatle son muy rigurosos con eso). Charly la canta más crudo y con guitarras más enérgicas que la versión original, pero le queda pintada: “Dicen que estoy loco, haga lo que haga”, repite.
La lógica del escorpión. García relata la fábula del escorpión pidiéndole a la rana que lo ayude a cruzar el río, pero a mitad de camino la pica y mueren ambos hundidos en las aguas. El escorpión no tiene lógica, pero tiene carácter, asegura Charly. “Bebamos por el carácter”, cierra.
Rock and roll Star. Versión castellana de So You Want To Be a Rock’n’Roll Star, de The Byrds, con su fiel amigo Fito Páez. Aquí, puro cinismo, explica cómo lograr lo que ellos consiguieron: “Si querés ser una estrella de rock, escuchame bien lo que te digo yo: alquilá la eléctrica ya, tomate un mes, aprendé a tocar…”. A quien le quepa el sayo, que se lo ponga.
Además de Charly García en voces, guitarras, bajos y teclados, en La lógica del escorpión tocan Fernando Kabusacki (guitarras), Fernando Samalea (baterías), Hilda Lizarazu y Rosario Ortega (coros), y participaciones de Kiuge Hayashida (guitarra), en Rock and roll Star y Toño Silva (baterìa) en El club de los 27.